Lean Startup, ¿Qué es?

Lean Startup es una metodología que utiliza distintas técnicas para conseguir un único objetivo: Crear negocios viables. Es decir, crear negocios que puedan vender repetitivamente, crear empleo y que puedan crecer.

La metodología lean se ha convertido en la última moda del mundo empresarial, y esto es así por un motivo muy sencillo: las startups demandan un nuevo modelo de gestión, algo dinámico y diferente; el camino que conduce hasta esto, comienza con el procedimiento lean startup.

En muchos negocios se incurre en el error de emplear demasiado tiempo y recursos en el desarrollo de un producto, sin apenas conocer qué es lo que se demanda en el mercado y cuáles son las necesidades, gustos y preferencias de nuestro público. Esto tan sólo nos conduce a un precipicio de la mano de un producto en el que habremos empleado tiempo, dinero e ideas de negocio, que podrían habernos sido muy útiles de haberlas sabido emplear de forma más eficaz.

Metodología Lean Startup visualizada

Metodo_Lean

El proceso se puede realizar cuantas veces sea necesario hasta conseguir el producto o servicio que se considere. La metodología Lean Startup no trata de evitar que fallemos en el primer intento de lanzar al mercado nuestro servicio, sino que trata de que ese fallo nos salga más ‘barato’ al haber empleado una cantidad considerablemente menor de tiempo, recursos materiales y económicos.

Aprender de forma continua con el mercado es imprescindible para desarrollar un producto o servicio con éxito, uno que se adapte a las necesidades del cliente, es decir, empleando la metodología de la estrategia PULL. Ese es el objetivo del método Lean Startup, una forma de escuchar al mercado, aprender de él, adaptarse a él y aprovechar al máximo los recursos de los que dispone.

Pero, ¿en qué modelo anterior está basado este sistema?

Para entender el método Lean Startup, previamente debemos conocer a qué nos referimos cuando hablamos del sistema de organización ‘Just in Time’ (JIT), focalizado en aumentar la productividad, y de las estrategias PUSH y PULL.

Estos dos enfoques hacen referencia a la metodología empleada a la hora de cubrir la demanda de los clientes. La primera, la estrategia PUSH, está basada en la producción de una cantidad determinada de unidades (según las previsiones de ventas) y en su ‘empuje’ hacia el mercado.

La utilización de este método complica la rentabilidad de los recursos porque se corre el riesgo de un exceso de stock y, en el otro extremo, puede ser insuficiente ante la gran demanda y de esta forma se pueden perder oportunidades de negocio.

Por otro lado, la estrategia PULL consiste en producir tan sólo la cantidad necesaria de producto y distribuirla según se comporte la demanda del mercado, es decir, según lo que requieran los clientes. Este tipo de técnica rentabiliza el nivel de producción de forma absoluta adaptándolo a la demanda real o, de forma más sencilla, “sin desperdiciar”, de ahí el nombre de metodologías Lean.

Lo que se entiende a través de estas dos ideas es que si creamos una empresa, realizamos un plan de negocio en el que no conocemos la demanda ni el mercado y pretendemos cumplirlo alejándonos de la realidad, estaremos utilizando el método PUSH, en absoluto beneficioso para nuestra compañía.

Por este motivo la metodología lean está fundamentada en la estrategia PULL, mucho más centrada en la efectividad del producto y el ahorro de costes para abaratar el proceso de lanzamiento de un producto al mercado, algo que las empresas, incluidos nosotros, como mentores de esta dinámica, priorizamos en los tiempos actuales.

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