¿Emprender para hacer carrera? Realización de proyectos en la era de la hipérbole

Si respondiste de forma afirmativa a ¿Puedo, tengo o quiero emprender un negocio? Seguro trabajas en alguna de las etapas de realización de tu propio negocio, o continúas respondiendo a la pregunta que nos ha traído aquí: ¿por qué quiero emprender? Independientemente de la respuesta que tengas (que quiero conocer), pretendo abonar a la clarificación de tus incertidumbres, si bien, no ofrezco una respuesta determinante en relación a tus decisiones, me gustaría que entendamos poco a poco el mundo del emprendimiento (así es, evitemos replicar la inexistente “emprendedurismo”) que nos rodea en la actualidad; sí, a veces también nos invade.

Quería un sitio donde se pudiera beber y comer botana a un precio moderado-bajo, como si estuviera en casa de mis amigos.

Algunas vez me dijeron “debes poner atención al equilibrio entre lo que te gusta y lo que se vende”. En primera instancia pensé que cualquier negocio que se me ocurriera sería un fracaso, pues no me consideraba un “buen vendedor” (lee aquí sobre como convertirte en un excelente vendedor) y tampoco creía ser una persona con gustos similares a los demás. Estaba equivocado en ambas formas de percepción, pues ahora lo entiendo como el equilibrio natural que tienen las cosas, donde entran los gustos personales, las necesidades y los lujos que consumimos en lo cotidiano. Tomando en cuenta ese consejo, inicié mi primer negocio, una especie de bar que, como negocio funcionó bastante bien (mientras duró). Recuperé la inversión en 6 meses, percibí ingresos durante 2.5 años y al final lo traspasamos. Regreso entonces a la primer pregunta, ¿quería hacer una carrera con ese negocio? No, en ese entonces estaba jugando a la “casita” y aprendía a entender distintos conceptos que rebasan la estructura de cualquier modelo de negocios. La siguiente pregunta es, si no quieres hacer una carrera, ¿por qué hacer un negocio?

El porqué

Si en la ciudad ya hay bastantes bares y no creo estar descubriendo el hilo negro, ¿por qué uno más? La respuesta se conforma por varios factores que podrás ir acomodando de forma balanceada. Vamos abriendo un poco más el camino y viajemos desde el “¿por qué no?” hasta el “porque nadie sabe más de bebidas que yo -soy un ebrio profesional”. Ambas respuestas son válidas y quizá diviertan a más de uno de tus conocidos, pero ¿en verdad quieres hacer un negocio porque tu mamá dice que siempre sí? El porqué se responde con las necesidades en las que crees y con el entendimiento de las necesidades de otros.

Están claras algunas necesidades, ¿cómo reinventar conceptos que se acomoden a un ideal? Creo que revisando varios factores y arriesgando la implementación de nociones es suficiente. Entonces, en este caso, la razón de existir del negocio fue porque ahí estaban tres personas queriendo compartir una cerveza sin saber a dónde ir, más que quedarse en casa; pues ni la música, ni la botana, ni el precio de los lugares a su alrededor satisfacían esta necesidad.

Pero, ¿para quién?

Además de mis amigos (en el escenario ideal, pues a veces quieren descuentos por ser “amigos”), ¿quiénes podrían ir a mi bar? Para responder esto, apelo a mi rechazo por el optimismo sin fundamentos, pues de ideales no sobrevive un negocio; no se trata solo de hacer una estadística basada en un estudio de mercado, siempre hay otros factores que deben considerarse para proyectar la afluencia de personas a tu negocio. Aprovecha tus capacidades para relacionarte, las de tus amigos y las de los amigos de ellos. Precisamente, basado en la primer necesidad, quienes consumen un producto o servicio lo hacen por las satisfacción que este les genera; incluido el buen trato, la calidad del producto, la imagen que proyecta (el consumidor y el producto mismo), y otras más. Entonces, aunque te sientas “único” en el mundo, debes saber que hay millones de personas que coinciden con tu forma de pensar; el reto es seducir a quienes no creíste como posibles clientes y establecer una relación con los ideales. En mi caso, la respuesta se hizo genérica, en vez de personal; pero mantuvimos un perfil como base de partida.

Queremos que vayan personas que busquen un sitio para disfrutar de su cerveza, que les guste la música (de cierto tipo) y que no les preocupe el código de vestimenta o cualquier preferencia social, sexual, etc.

Es decir, no señalamos a un solo perfil como posible cliente, pero tampoco alucinamos con ser bien recibidos por todas las personas.

¿Cuándo?

En estos tiempos, la información parece viajar a velocidades estrepitosas, existen posibilidades de tener al alcance cualquier cosa; vivimos en la era de la oportunidad contrarreloj. Si eres de las personas que se mete una idea a la cabeza y no descansa hasta resolverla, seguramente entiendes la diferencia entre comprar en línea e ir a una tienda. Sin explicación aparente, hay días en los que “necesitamos” una camisa y no esperaremos la cantidad de días que garantiza la paquetería, incluso si el precio es menor al de la tienda; la queremos ahora. No pensé en una carrera con mi negocio, pero tampoco establecí un período de caducidad, la verdad es que la durabilidad del mismo cambiaba conforme establecía mis prioridades en la vida (balance). ¿Cuál era la oportunidad, si los bares datan del imperio romano?

Es obvio que, si algo ha existido desde hace siglos y permanece en nuestra cultura, necesitamos ese producto y servicio; si a esto le agregamos la necesidad de rescate y reinvención de las nuevas generaciones, es posible que las viejas cantinas tengan éxito con los clientes que no habían considerado potenciales y que un bar hecho de hielo resulte novedoso para otros.

Mi consejo es, emprende tu negocio antes de que la idea misma te parezca anticuada y después del “enamoramiento de verano”. Saber cuándo es tiempo para emprender se basa en el porqué y para qué de tu negocio. Por ejemplo, ¿crees que ahora es buen tiempo para lanzar una cerveza artesanal? El balance del que hablé en un principio se puede ejemplificar con este producto que se ha replicado a tal grado que el negocio se salió del envase. Hay quienes aprovecharon el título artesanal para hacer un producto de baja calidad; otros decidieron hacer un producto de consumo personal que terminó en las manos de un visionario que los llevó al éxito empresarial; hasta aquellos que le dieron cabida a todos los productores y decidieron tener a la venta y exhibición la mayor cantidad de cervezas artesanales logrando franquicias de sus centros de distribución. Pero, ¿que no fue así como se originó la cerveza? ¿Dónde está la novedad? La cuestión es que, observando el funcionamiento de las sociedades tendremos algunas respuestas al posible comportamiento de consumo de las mismas. Si eres un consumidor balanceado y tienes en mente un negocio, quizá sea el momento adecuado para emprender; por lo menos, reconoces el valor agregado a los productos y servicios, eso te dará una ventaja sobre aquellos que replican un negocio pensando que su éxito en otro contexto impresionará a los locales. ¡Pero no olvides aprender como hacer tu plan de negocios!

La oportunidad, el entorno, la observación y la franqueza para determinar si quieres hacerlo por un día, una semana, un mes o un año son términos fundamentales para emprender en la actualidad, la era de la hipérbole, donde todo permanece o se esfuma en un abrir y cerrar de ojos. ¿Es muy importante hacer un negocio para toda la vida?

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