El ciclo de vida de las empresas

Las empresas, como los seres vivos, cumplen sus propios ciclos vitales. Nacimiento, crecimiento, madurez y decadencia son procesos que podemos distinguir en casi todas las organizaciones, como si todo lo que se mueve quisiera seguir esa lógica de apresurarse hacia su auge para estancarse primero y luego empezar a decaer. Las empresas tienen sus propias fases, y hoy nos atrevemos a relacionar cada una de ellas con las fases de un negocio.

Nacimiento

La primera fase es la estación en la que el tren, ya cargado de ideas, ya cargado de prospecciones, parará 5 minutos. Respira. Va a comenzar una nueva andadura. Las semillas germinadas comienzan a mostrar los primeros brotes, el producto está listo para comenzar a correr por sus propias vías. El proyecto comienza a tomar vida propia, va pleno de afán de autonomía.

Así, levantamos la persiana de nuestra tienda para ir ensayando las ideas más novedosas. Seguimos con entusiasmo un proceso constante de prueba-error que viene como anillo al dedo para nuestra estructura informal y para nuestra extensión mínima.

Poco a poco, por nuestra puerta, comienzan a entrar clientes. Cometemos muchos errores pero los afrontamos rápido, reaccionamos velozmente; somos pocas personas, por lo cual podemos tomar las decisiones con rapidez. Asumimos las pérdidas confiados en las siguientes cosechas. ¡Despegamos!

¡Estamos vendiendo! Poco, es cierto, pero pronto venderemos más ¡está tan bien nuestra oferta! Ya hemos tenido la experiencia de que no todas las semillas llegan a germinar, solo las más aptas, las mejor cuidadas, las que más suerte han tenido. Y ahora haremos la experiencia de que no todos los brotes se hacen mayores. Muchas empresas mueren en esta primera fase…

Crecimiento

Conviene parar en esta fase, mirar el estado de la vía que hemos recorrido, observar con cuidado la vía que tenemos por delante. Si paramos un momento constataremos que hemos crecido, que nuestra oferta tiene que seguir mejorando, que no es lo mismo el goteo inicial que la avalancha de ventas que estamos disfrutando… sí, disfrutando con cansancio, con sensación de sofoco ¡qué calor! pero disfrutando.

Ya hemos alcanzado esa ventaja competitiva que tanta falta nos hacía para satisfacer nuestra creciente demanda, filas y filas de clientes esperan a nuestras puertas físicas y virtuales (lee como construir tu tienda virtual). Es nuestro apogeo. Cierto que hemos de afrontar las pérdidas de la fase del nacimiento , pero no es menos cierto que aquellos errores han dado sus frutos.

Ahora nos planteamos la expansión, nuestra estructura se solidifica, se agranda. También hemos aprendido a estar pendientes de la competencia. Pero a los máximos momentos de sofoco veraniego les sigue una tormenta fuerte.

Cuando el viento amaina vemos que nuestro árbol ha resistido, hemos perdido, quizás, alguna rama, y sin embargo sabemos que tenemos claros los procesos necesarios para redirigir nuestra organización a su vía justa. También algunas empresas mueren de éxito.

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